jueves, 7 de enero de 2010
Sacar la basura...
Decidí echar a correr, el viento apretaba y la arena de la playa se clavaba como puñales en mis ojos. No aguantaba más y ya sólo me quedaba la huida, tras un par de horas corriendo decidí parar a descansar bajo aquel acantilado. Levanté mi mirada un par de metros y quedé estupefacto...aquella cueva...decenas de cadáveres bajo el acantilado...todos decidimos lo mismo, pero ellos fueron los valientes, la huida les llevó a un mundo mejor, donde todos eran iguales, iguales que yo, donde no nos molestaría el resto de la gente por ser diferentes...vivo avergonzado desde entonces, y cada noche sueño con volar acantilado abajo, donde yacen los valientes; pero no merezco tal premio. La suerte está echada, me impuse un amargo castigo por no haber tomado la decisión correcta...vivir entre lo común hasta que la muerte me atropelle por sorpresa, como a cada uno de ellos, diferenciado por maldecir cada noche el jodido control que la mujer de negro impone sobre nuestro vacío porvenir, con esa dulce paradoja: pudrir la porquería, transformar en suciedad enterrada la más profunda mierda que habitó jamás la tierra, convirtiéndola en cadáver, aunque yo prefiero llamarlo “sacar la basura”...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Por fin publicaste! ;)
ResponderEliminarTenías razón, un poco gore, pero dependiendo cómo lo mires también es cierto.