Naces, creces, te reproduces y mueres…Eso me enseñaron desde pequeño; eso has venido a hacer aquí. Nada más. Yo, quizás por llevar la contraria, o quizás tan sólo porque es lo que la misma vida me ha enseñado, no voy a dejar que sea ella la que pase por mí; seré yo quien pase por ella, dejando huella en la mia propia. Para ser más exactos, y por explicarlo de alguna manera… Me gustaría que en el infinito cruce de líneas de las dimensiones espacio-tiempo, el diminuto punto en el que se encuentra mi existencia brille como una sonrisa. Quizás por chulería, o quizás por morbosidad, no voy a permitir que la vida me viva, voy a vivirla yo a ella,sin dejar opción a que me venza la inercia. Voy a vivirla tal y como lo he aprendido solo, lo más obscenamente feliz que pueda llegar a ser a la par que simple y sencilla. Creo, y sólo creo, desde una muy humilde opinión, que a veces dejamos empolvarse la vida y todas las cosas importantes que la sostienen; a veces dejamos que la vida nos llene de callos y no sentimos nada más; a veces cosemos nuestros labios y nos castigamos eternamente a dejar de sonreir. En ocasiones no puedo dejar de pensar durante un rato en la palabra sonrisa…me gusta esa palabra, ella y todo lo que eso conlleva, voy a usarla hasta desgastarla y oxidarla, hasta que brille por presencia y permanencia, hasta el dia en que se agote por completo y nunca más pueda hacerlo, porque con ella se habrá agotado la vida, mi vida. Luchar, soñar, crecer, vivir y sonreír hasta no poder más, hasta reventar. Quizás por conformismo o quizás (y paradójicamente) por ambición, me quedo con eso y con sus causas y consecuencias, con su principio, su transcurso y su final, no necesito nada más…
martes, 2 de marzo de 2010
Vivo, sonrío y... nada más.
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